viernes, 21 de noviembre de 2008

Palabras

Hoy escribo con mucha tristeza en mi corazón. He sido decepcionada de nuevo. Ésta vez por una persona en la que confiaba: Mi madre. Duele mucho todo esto. Definitivamente no hay en quien confiar.

Hace días empecé a elaborar una teoría: Ciertas palabras persiguen a las personas toda su vida. La mía es Confianza. Me decepcionan porque confío mucho. Ahora sé que no hay nadie en quien confiar. No hay lugar de apoyo, ni alguien que me dé refugio. No sé porque estoy aquí.

Quisiera huír ahora que sé que hay palabras que no han sido hechas para mí. Felicidad, alegría, confianza, paz... no me acompañan. No me duran mucho y ya me cansé de estar a la deriva, sin poder estar tranquila y segura. Sin tener a quien acudir. No quiero estar aquí por más tiempo.
No tengo ganas de resistir. De nada.

Oyendo: Nada, estoy en cura de silencio